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Las principales causas de mortalidad en el mundo siguen siendo las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. La presión arterial elevada, la diabetes, los niveles altos de colesterol y triglicéridos suelen ser algunos de los principales factores de riesgo y están determinados por el estrés y la alimentación.

El estrés es ocasionado con frecuencia porque las cosas no salen como deseamos o por imaginación sobre los eventos del futuro. Por lo general se encuentra asociado a frustración, miedo y culpa.

La alimentación por su parte, se fundamenta en hábitos y estilo de vida. Por lo tanto las principales causas de mortalidad dependen completamente de nosotros mismos, lo que pensamos y lo que comemos.

Podrían disminuirse las muertes por estas enfermedades con solo hacer un cambio en el estilo de vida y emprender un trabajo personal para moldear nuestros pensamientos y emociones desde adentro.

En cuanto al cáncer, cada vez hay más evidencia que está relacionado con la dieta y las emociones. En la consulta de medicina alternativa se observa casi en la totalidad de pacientes una relación importante entre los eventos emocionales negativos y la aparición de síntomas o enfermedades. El estrés se relaciona con un estado de ansiedad crónico, una preocupación por aquello que ya sucedió o por aquello que no ha sucedido, un deseo de algo que no se cumple o en general una situación en la que no aceptamos las cosas como son.

Si pudiéramos darnos cuenta que no tenemos volición frente a los eventos externos, como lo mencionan muchos maestros, dejaríamos de preocuparmnos por las cosas que pasaron y abandonaríamos la ansiedad por lo que pueda suceder en el futuro.

Existe un dicho que de manera jocosa menciona:

¿Quieres hacer reir a Dios? Cuéntale tus planes.

¿Para que preocuparnos, si nuestra preocupación no va a mejorar los resultados, por el contrario suele empeorarlos? Esto no significa que debemos dejar de planear y diseñar estrategias, por el contrario se deben hacer planes, pero sin identificarnos con el resultado. Un error frecuente es depositar toda la energía, atención y emoción en un resultado determinado y cuando las cosas no salen como esperamos surge mucha culpa, depresión y frustración.

Para poder abandonar el estrés es necesario vivir el presente. La clave para vivir el presente es observarse constantemente, sin descanso, practicando el ejercicio de la atención para que de esta manera podamos vivir la vida exterior pero conectados a nuestro ser interior, nuestro verdadero Yo. Es muy difícil vivir el presente cuando llevamos una herida emocional o mental del pasado. Cargar lastre nos impide elevarnos a ese lugar donde la consciencia se encuentra con la realidad, con la paz, donde surgen las emociones positivas y podemos comulgar con la divinidad. El lastre nos hunde en pensamientos, preocupaciones e imaginación que conduce a un conflicto interior que a su vez proyecta conflictos en el exterior, con las relaciones, el trabajo y la familia. Es necesario trabajar en una limpieza total tanto física como emocional, así como practicar ejercicios de meditación adecuados para lograr aquietar la mente y balancear nuestro aparato emocional y vivir cada instante a plenitud.